Código


  1. Respetar el código.
  2. Preferir la muerte a romper el código.
  3. Defender mi dignidad e integridad.
  4. Preferir a los amigos frente a cualquier situación.
  5. Dejar de hacerse chaquetas mentales.
  6. No tomarse nada personal.
  7. Asumir responsabilidad de mis actos.
  8. Darle chance a la vida de sorprenderme.

Deberíamos salir a bailar.

Deberíamos salir a bailar.
Empaparnos en el aquí en el ahora. Quitarnos las máscaras y dejar que hable la gente.
Bailar en la lluvia, besarnos en la esquina. Deberíamos salir a bailar. Tango, danzón, ballet, lo que sea.
Romper las expectativas, quebrar las reglas, dejar de esperar, dejar de hablar. Callarnos la boca y besarnos. Deberíamos salir a bailar.
Tropezarnos, equivocarnos, reírnos de nuestra arritmia y seguir bailando. Caernos, levantarnos. ¿Qué importa donde despertemos mañana? Deberíamos salir a bailar.
Deberíamos tomarnos de la mano, tropezar en las calles, reír como un par de locos en carnaval.
Bailar en las aceras, en las cocinas, deberíamos salir a bailar.

Cerrado has reached lvl 20!

Como buen jugador de pokémon, sé que el juego se pone chingón cuando llegas al nivel 20. Para ese entonces ya tienes tu primera medalla de gimnasio, ya tienes el equipo que te acompañará la mayoría del juego y ya has quitado la mayoría de rattatas y pidgeys de tu inventorio. Empiezas a encontrar Ultra Balls y ya usas Cut... Bueno esto se está poniendo muy teto. El caso es que cumplo 20 años en 6 días. Y siento que tengo abiertas todas las puertas del mundo. Sí, empiezo de nuevo en otra universidad; sí, es posible que me tenga que acostumbrar a otra ciudad. Pero no podría haber elegido mejor edad para hacerlo.

No siento que haya perdido nada de tiempo en estos 20 años, he aprendido muchísimo, no tanto del mundo, pero sí de mi. No soy un pelín más sabio, pero creo que soy un poco más sensato. Sigo teniendo la costumbre de mirar antes de saltar, pero ya no me da miedo caerme, sé que me levantaré. He aprendido a perdonar, a los demás y a mi mismo. Definitivamente soy más independiente, hago lo que me gusta, aprendí a ganarme la vida de una manera honrada, aprendí lo que es el fracaso y aprendí a ser resiliente. Aprendí que la vida da muchas vueltas y que debemos saber limpiarnos el polvo de los pantalones y seguir nuestro camino.

También aprendí que, aunque la alegría es efímera, la felicidad es tan simple como salir a buscarla. Se me fue de la mente esa idea de "La gente nunca cambia", la gente siempre está (estamos) cambiando. No soy ese adolescente amargado de 5 años atrás, ni el pseudoadulto confundido de hace 2. Somos hojas al viento, chavos, piedrecillas en un río. 



Pero lo que más agradezco de estos veinte años (dios mío, ya me cayó el veinte), es el desfile de gente que ha entrado y salido de mi vida, cada uno como una piedra preciosa, haciendo de mi pasar en este mundo un verdadero carnaval, con sus presencias y ausencias. A veces no sé si soy yo el que va o son ellos los que vienen.


Bien, ese fue el tradicional post de cumpleaños, muchas gracias también a los 3 lectores que de vez en vez me regalan 2 minutos.


Lo único que le puedo decir a mi año 21 en este mundo es esto: Déjate caer, ya te he demostrado 20 veces que soy un chingón. Déjate caer 80 veces más, que me fascina estar vivo. :)