Tengo frío en las manos



A veces me gustaría contarte de las guerras que hay del otro lado del mar.
Hablarte de los niños que se mueren de hambre en las montañas.
De las masas de gente que no saben hablar ni leer.
Me gustaría hablarte de las revoluciones malogradas.
De los poderosos estrangulando naciones de gentes tiernas.
Me dan ganas de platicarte de las gargantas desgarradas de los cantantes de la libertad.
Pero tú no sabes de esas cosas.

A veces me gustaría contarte del racismo entre hermanos. De las mentiras e injusticias del amor.
Hablarte de la sangre que ha corrido por un trozo de tela o un pedazo de papel.
De la desesperanza de los adictos. Del funesto futuro que podría llegar.
Me gustaría hablarte de los esclavos que llegamos a ser. De los demás, de nuestros vicios.
De nuestros muertos, de nuestra cultura. De los poderosos.
Me dan ganas de platicarte de las minas saqueadas. De los indígenas masacrados por Europa.

Pero tú no sabes de esas cosas.

A veces me gustaría contarte de la destrucción de la esperanza de los Pueblos.
Hablarte de como nos dieron cuentas de vidrio por nuestras maderas.
De las madres que alimentan con una papa a cinco niños y a un marido borracho.
Me gustaría hablarte de las madres que no aman a sus hijos.
De como se asesina desde el vientre a los guerreros del mañana.
Me dan ganas de platicarte de la lucha fútil del colonizado.
Pero tú no sabes de esas cosas.

A veces me gustaría contarte de mis desvelos. Del miedo que mantiene abiertos mis ojos.
Hablarte de mis gritos ahogados entre sábanas. De horror, de desesperanza.
De la responsabilidad insoportable de hacer algo por mi condición y la tuya.
Me gustaría hablarte de la importancia de mantenernos rabiosos e indomables.
De mordidas. De machetes. De fusiles. De campesinos convertidos en bestias.
Me dan ganas de platicarte de la histeria del colonizado. De como se mete en los huesos y enfría el alma.
Pero tú no sabes de esas cosas.

A veces me dan ganas de abrazarte.
Hablarte de lo mucho que te quiero.
Besar tus ojos y tomar tus manos.

Me gustaría construirte un mundo lejos, lejos de este.
De sonrisas, de hermanos, de flores y de sol.
Me dan ganas de llevarte caminando hacia él. Porque te lo mereces.
Porque tú no sabes de esas cosas.