La prostitución de la amistad

Platicaba con un amigo hace unos días. A él le gusta una muchacha que es amiga mía y de él, pero también le gusta otra que conoció hace unos días en una salida con otros amigos suyos.

"Es que ésta está más buena. Y me gusta mucho platicar con ella. Pero ésta otra vive cerca de mi casa y puedo pasar más tiempo con ella."

Cerca de donde estábamos platicando, había una pareja de lesbianas tomadas de la mano caminando fuera del edificio. Una era alta, de buen cuerpo y tenía algunas perforaciones en la nariz y en la ceja. La otra era baja de estatura, algo gorda y vestía como lo haría un muchacho. Lo único que la distinguía como mujer eran los senos y unos aretes que llevaba puestos.

"Y es una situación difícil." Continúo mi amigo. "Porque a las dos las quiero mucho y me gusta estar con ellas."

Me he enterado que un amigo y una amiga que conozco desde la preparatoria, ambos drogadictos, han decidido mudarse juntos. Y han reducido su círculo de amistades a un puñado de personas que también gustan de drogarse.

En éstos días me he dedicado mucho a trabajar en un laboratorio de psicología en la universidad donde estudio. A consecuencia de esto, me ha quedado muy poco tiempo para salir con mis amigos y para hacer las cosas que solía hacer con ellos. Creo que por éso, cada vez son más frecuentes los comentarios de "Te estamos perdiendo" o "Estás cambiando" incluso el "Me caías mejor antes".

Han sido estas situaciones las que me han llevado a pensar tanto sobre la situación de la amistad y el noviazgo en mi generación. Y he llegado a varias conclusiones.

Creo, como menciona Sartré, que en ésta sociedad tan hostil y tan enfocada a la función y la utilidad de las cosas, en el mejor de los casos, las personas que se "aman", sólo se masturban el uno con el otro.

Veo el amor en mi cultura y en mi generación como un intercambio de material, cualidades, habilidades y funciones. En el caso de mi amigo, que no puede decidirse entre una mujer y otra, pone en un diagrama mental las cosas que éstas le pueden ofrecer. Como si fuera una inversión de capital. En ésto es en lo que yo entro en una disonancia cognitiva. Según mi estructura mental, el amor no es el mero intercambio de cualidades, el amor es compartir un tiempo y un espacio para llegar juntos a un fin común. Puedo observar que mi amigo no está interesado en amar a cualquiera de estas muchachas, podría decir que está interesado en que lo amen a él para así "aprovechar" la situación para extraer de éstas personas lo más que pueda dando lo menos a cambio; ésto podría ser dinero, afecto, compañía, sexo, favores y hasta comida.

Y puedo ver algo similar en la situación de mis amigos drogadictos. Siendo ésto una conducta mal vista socialmente, podrían haberse juntado para compartir su culpa, o como búsqueda de un refugio del juicio de los demás. He notado que en los grupos de amigos de los drogadictos, la mayoría también se droga. Podría decir que esto se debe a que las personas que se drogan no pueden concebir que una persona viva de una manera diferente a la suya y lo haga sin ser reprendido o perseguido socialmente. Por éso tratan de "anularlos" dentro de su grupo amistoso o de "realidad", como me gusta llamarlo. Dada la situación a la que exponen a su cognición, éstos se separan de la realidad y pueden caer en un relativismo en lo que sólo existe lo que ellos quieren que exista. Dentro de su círculo de "realidad", ellos están conviviendo y construyendo su amistad, el hecho de que están cometiendo un delito y que están atentando contra su salud queda anulado. De nuevo, hago referencia a la amistad vista como un intercambio de bienes, en este caso, la culpa o el estigma social.

Pero el círculo de "realidad" no se limita al grupo de drogadictos. Puedo ver que muchos grupos de amistades sólo se unen para justificar y limitar su separación de la realidad. Haciendo una analogía, sería acertado decir que el ladrón sólo puede llevarse con ladrones y entre ellos está prohibido decir ambas: que uno roba y que uno no roba. El que admite que roba, al exponerse individualmente, expone violentamente la situación del grupo. Ya que dentro del círculo de realidad está prohibido decir la verdad y no pueden verse como individuos separados, sólo se perciben como una masa homogénea. Por otro lado, si uno dice que no roba, pueden pasar dos cosas: que los demás miembros del CdR crean que está fingiendo o que sepan que no lo hace y lo excluyan de éste

Una vez que un individuo se da cuenta de su situación y no se siente a gusto con ella, trata de hacer algo para cambiarla y mejorar. Pero no toma en cuenta que el CdR es opresivo y pocas veces dejará que alguien salga de donde está. Muchas veces los miembros del CdR, al intentar mantener dentro a un miembro consciente de su situación, recurrirán a medios como el chantaje, la mentira y hasta la amenaza. Es muy común escuchar en estas situaciones frases como: "Si no vas con nosotros a la fiesta equis ya no te vamos a invitar" o "Qué puto eres porque no tomas conmigo." 

La individualidad está terminantemente prohibida dentro de un CdR. Por éso es importante hacer la distinción entre CdR y amistad. En la amistad se celebra y se premia la individualidad de los miembros, no es un intercambio, es un compartir. No es un "tú tienes algo que yo quiero y te doy esto que tú quieres", como en el CdR, es un "te quiero y quiero que quieras lo que quieres".

El caso de las lesbianas lo mencioné y explicaré en siguientes publicaciones las consecuencias que tienen los CdR en las relaciones sentimentales.