Es tan frágil esa membrana imaginaria que cubre nuestra mente. Tan débil esa pequeña estructura que nos mantiene cuerdos, en realidad es un pequeño y delgado hilo el que nos une con la realidad.
A menudo pienso en que sería de mi si me atreviese a cortar ese cable, a destruir esa pared, abrir esa puerta.
A veces me pregunto: ¿Cómo sería el mundo si yo perdiera la razón?
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