Una vez platicaba con Rafael Bautista padre sobre como era la vida cuando él y mi madre eran novios. Me dijo que el amor no le cambia la vida a uno, pero sí la percepción, dice que nos hace más nobles y complacientes. Me dio un ejemplo.
Cuando él y ella eran novios, mi madre hacía el internado médico en Veracruz y él trabajaba en Xalapa (media hora en camión) y él iba a verla los fines de semana, pero en ese entonces no ganaban mucho los dos y a menudo se quedaban sin dinero.
Me contó que un fin de semana sólo tenían dinero para una comida, y decidieron comprar una pizza en Angelotti (no sabía que Angelotti era tan viejo), pero mi padre es una persona carismática y logró que les regalaran una orden de espagueti a la marinera. El caso es que comieron, pero aún tenían hambre; sólo quedaba el cartón de pizza y el papel aluminio del espagueti. Dice él que agarró el espagueti y mi mamá lo detuvo y le dijo: "No lo tires" mi papá se le quedó viendo y le preguntó por qué. "Porque quiero lamer lo que queda del espagueti".
Mi papá se río y le dijo que había agarrado el aluminio para lamerlo él.
Me contó que había sido la vez que más rico le supo un espagueti y que ha ido a muchos restaurantes muy caros y muy lejanos, pero nada le supo igual que ese espagueti, tal vez era el hambre, tal vez fue la pobreza, pero mi padre hablaba del espagueti como si lo hubieran hervido en las lágrimas del niño Dios.
También me contó que hace poco, por su trabajo, regresó unos días a Veracruz y pasó por un Angelotti, pidió una pizza individual y le hizo plática a la mesera (mi padre es incorregible) y terminó contándole el incidente del espagueti (no, no el disco de Guns n Roses). La tipa de seguro pensó "Qué señor más simpático" y le regaló una orden de espagueti a la marinera.
Me contó que terminó sus labores, regresó a su hotel y decidió cenarse el espagueti, tenía años, lustros quizá, sin probar el espagueti, en esas cosas él es como yo, sé que estaba emocionado.
Y me dijo que no le supo igual. Que le supo simple, que hasta lamió el aluminio como lo había hecho hace muchos años y... Nada. Fue entonces, me contó, cuando se dio cuenta que el amor le da y le quita el sabor a la comida, le presta y le roba el color a las flores (palabras de el médico Bautista, no mías). Mi papá es una persona sensible, se le salieron las lágrimas y entonces me pasó algo muy, muy chistoso.
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